NO RENUNCIES A TUS SUEÑOS

Escrito por Medios Fju
On Jul 13, 2015

 

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A veces nos deparamos con situaciones adversas, situaciones en que las palabras negativas de algunas personas nos caen como un balde de agua fría para hacernos perder las esperanzas de un futuro mejor. Si se le da lugar a esas palabras, no se logra lo que se quiere. Quizás que vos ya abandonaste un sueño por las palabras que escuchaste, pero te voy a contar la historia de un joven que recuperó su sueño. La Palabra de Dios dice: “Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó, e hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. Y el siervo se llamaba Malco.”, (Juan 18:10). Este joven, Malco, era un discípulo que estaba siendo preparado para ser un sacerdote. En el pasado, para que un joven fuera sacerdote tenía que estudiar 8 años, durante 12 horas por día, ir hasta el Templo en el lugar de oración, hacer la obra para prepararse, y cuidar que la llama del Templo no se apagara. Debía hacer esto durante 7 años seguidos, todos los días, el último año salía de allí con la misión de acompañar al sumo sacerdote adonde fuere. Cuando fueron a arrestar a Jesús, el sumo sacerdote fue invitado y junto con él estaba también su siervo, Malco. El diablo no se manifiesta solo, necesita una persona para decir palabras negativas que traerán desánimo, en esta ocasión Pedro fue usado para cortar la oreja del joven. Al perder su oreja derecha no podría ser sacerdote jamás porque en Éxodo 29 dice que el sacerdote no podía tener en su cuerpo ningún defecto, ni cicatriz, ni marca, debía consagrarse para entrar al Santo de los Santos y hacerse tres unciones con la sangre del sacrificio, una en su dedo, otra en el dedo del pie y la tercera en su oreja derecha, justo la que Pedro le había cortado. En aquel momento su sueño estaba siendo frustrado. Pero Jesús sabía cuál era el sueño de ese joven, conocía su sacrificio y con la actitud de Pedro, sus sueños estaban perdidos, entonces Jesús reprendió a Pedro y tocando su oreja lo sanó (Lucas 22:51). Él le devolvió su sueño, rescató las esperanzas de ser un siervo en el Altar. No sé de qué sueño desististe, solo te afirmo que tu sueño es posible, el Dios de Abraham quiere realizarlo. Hasta la próxima, que Dios te bendiga.

Pr. Fabio

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