Yesica Quispe
Mi vida antes de conocer la FJU era un infierno.
Mis problemas comenzaron en la infancia, mi papá era una persona que estaba en el vicio del alcohol, él llegaba a mi casa ebrio y golpeaba a mi mamá, pasaba el tiempo y se repetía la misma historia. Mi manera de reaccionar en aquel entonces era no hablar con nadie. A escondidas de mi familia, guardé un cuchillo en el baño, mientras esperaba que todos se fueran a dormir, para encerrarme y cortarme. Mi pensamiento era matarme porque ya no soportaba ver a mi familia así. A la noche no podía dormir ya que veía sombras y escuchaba ruidos. La noche era el peor momento del día, lloraba porque sabía que cuando mi padre llegara iba a golpear a mi mamá, de esta manera fui creciendo con mucho odio hacia mis padres. Así fue pasando el tiempo. Ya más grande comencé a ser rebelde, me involucré con un chico que me envolvió con sus lindas palabras, me sentía querida, él estaba llenando ese vacío que sentía en aquel entonces, pero no todo fue así. Con el tiempo mostró ser un chico que tenía malos hábitos, consumía drogas, me mentía al decirme que iba a cambiar, pero no lo hacía. Mi vida empeoró, mi vida no tenía sentido, y volví a cortarme, pasó el tiempo. Comencé a salir a fiestas, boliches, tomar, fumar, todos a escondidas de mis padres. En la noche conocí a muchos “amigos”, mayores que yo, ellos eran los que pagaban mis vicios. De esta manera se iba pasando mi vida. Ni los amigos, ni los boliches me llenaban, seguía vacía y triste. Mi vida estaba en el fondo del pozo.
Hasta que conocí a la FJU, me costó mucho salir de los vicios, pero lo conseguí. La FJU me enseñó a quererme y a querer a los demás. Ya no tengo rencor hacia mi familia, todo lo contrario, los amo, ya no me corto, todo pensamiento de muerte desapareció, en las noches puedo dormir sin problema. Dios me cambió totalmente. Cuando nadie creyó en mí, Dios y la FJU lo hicieron, hoy puedo decir que soy feliz.
«A los 17 años me sumergí en la pasta base»
Desde pequeño cargaba el dolor de la ausencia de mi padre, que debido al ambiente en que se desempeñaba, viajaba constantemente. Ya a los 11 años, movido por la curiosidad y un fuerte deseo de ser por así decirlo "respetado", comencé a involucrarme con la vida de la...