Todo comenzó cuando tenía 12 años de edad.
Empecé con el cigarrillo, pero al no saciar mi ansiedad, quería probar algo más fuerte y, por curiosidad, probé marihuana, a raíz de eso me involucré cada vez más y más con las drogas.
Consumía de todo: cocaína, alcohol, pastillas, Poxi-rán, lanzaperfume, pepa, y marihuana.
Mi vida continuó yendo de mal en peor porque comencé a robar.
En mi casa había necesidades de todo tipo, había peleas, falta de unión, falta de alimento, de trabajo y de diálogo. Todo eso me causaba amargura y bronca, entonces me aferré a las drogas para olvidarme de la realidad y llenar mi vacío con vicios y haciendo cosas malas, como robar e ir a los boliches nocturnos solo a pelear, y a lastimar a las personas sin motivo.
El peor de los momentos vividos fue cuando casi pierdo la vida al salir a robar, por escapar corriendo. Golpeado, perdí el conocimiento y estaba totalmente pasado de droga, desde aquel día tomé una decisión de buscar a Dios.
Me entregué totalmente al Señor Jesús, hoy estoy libre de todos los vicios, no tengo más necesidad de ir a los boliches, no busco pelear para descargarme.
Actualmente estoy trabajando y formo parte de la Fuerza Joven de Caseros.
Hoy puedo decir que soy una nueva persona, y muy feliz gracias a Dios.