Todo comenzó cuando tenía tan solo 8 años, al involucrarme con el vicio del cigarrillo.Luego, a los 12, entré en el vicio del alcohol, y comencé a frecuentar boliches, todo para intentar llenar el vacío que tenía en mi interior.
Sufría también por ver a mi familia teniendo que sacar de la basura para poder comer. Mis padres peleando física y verbalmente y mis hermanos más chicos iniciándose en el mundo de la droga.
Empecé entonces a tener tormentos espirituales: veía sombras, escuchaba voces y no podía conciliar el sueño.
Comencé a ser rebelde y agresiva, vivía encerrada en mi habitación e hice de ella mi mundo.
Tenía enfermedades y, para encontrar la solución, probé consultar a los curanderos. Yo pensaba que ese momento era el fin, y entonces fue cuando mi madre me invitó a ir a la iglesia, y comencé a frecuentar la FJU.
A partir de allí toda mi vida cambió.
Logré dejar los vicios, las malas compañías, ya no tenía miedo de noche, no escuchaba voces ni veía sombras.La situación en mi casa cambió. Pude llenar ese vacío que había en mi interior y hoy puedo decir que soy una joven feliz.
«Mi pensamiento era matarme porque ya no soportaba ver a mi familia así.»
Yesica Quispe Mi vida antes de conocer la FJU era un infierno. Mis problemas comenzaron en la infancia, mi papá era una persona que estaba en el vicio del alcohol, él llegaba a mi casa ebrio y golpeaba a mi mamá, pasaba el tiempo y se repetía la misma historia. Mi...